La historia no es nueva. Lamentablemente durante años han sucedido hechos que marcan al futbol y no de la forma que debería ser.
Recientes hay sucesos que ejemplifican este tipo de situaciones. En nuestro país, luego del último clásico nacional donde casi toda la afición se comportó como se debe (con la excepción del aficionado que agredió a Douglas Sequeira), una bronca entre los jugadores al final del partido provoco un gran zafarrancho.
Otros dos ejemplos de momentos de gran tensión son la tragedia en el futbol de Egipto en medio de un partido de la liga de ese país entre dos de los equipos más populares y que al final dejó 74 personas muertas, o la balacera ocurrida a las afueras de una estadio en México cuando se efectuaba un partido de la primera división de ese país.
Argentina, Colombia e incluso Europa también vivieron experiencias de este tipo, que lamentablemente transforman la fiesta y pasión con que se debe de vivir el futbol, en dolor y tristeza sin justificación alguna, algo que nunca debe suceder.
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